“Regresé a trabajar con Fundación, porque me enseñan a ahorrar”, dijo Esperanza López Jiménez, artesana de 33 años y cuatro hijos de la comunidad El Edén, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Esperanza López, es la menor de una familia de seis hermanos, ella pertenece al grupo de artesanas El Edén y trabajó con Fundación León XIII durante seis años; sin embargo, cuenta que el año pasado se cansó de trabajar y se dedicó al hogar y a su familia.
“A veces me llaman de otras organizaciones para que borde prendas, el trato con ellos es sólo de compra y venta; acá en Fundación me llaman para bordar y para invitarme a que venga a los talleres, eso me gusta más” ,dijo la joven artesana.
Esperanza narró que el 2009 fue difícil porque el sueldo de su esposo apenas y alcanzaba para comprar la comida, pagar la renta de la casa y comprar útiles escolares de tres de sus hijos que estudian en una escuela primaria.
Sentada en el pasto y con voz baja la artesana cuenta que en el mes de febrero de este año, su hermana Rosa, representante del grupo de El Edén, la invitó a integrarse al grupo nuevamente porque tenían mucho trabajo; además le dijo que habían recibido talleres de actualización de costos, elaboración de nuevos diseños y capacitación para aprender a coser en máquinas y que abrieron una caja de ahorro en la comunidad.
“Pensé en ahorrar para la educación de mis hijos” dijo la madre artesana que concluyó la primaria y, posteriormente, formó una familia; al despedirse comentó que le gustaría que sus hijos fueran profesionistas.
En el año 2009, se crearon seis cajas de ahorro en comunidades de Macvilhó y Crucero en San Juan Chamula; Yibeljoj, Chenalhó; Los Ángeles, El Bosque; San Andrés Larraínzar; El Edén, San Cristóbal de Las Casas. En estas cajas participan 81 artesanas, quienes se organizaron para dirigir y administrar las cajas de ahorro.
En el Centro de Desarrollo Comunitario San José formamos a las personas para que tengan el hábito de ahorrar, de tal manera que estén preparados para emergencias o riesgos futuros; o bien puedan emplear el dinero en la educación de sus hijos; pagar gasto médicos por enfermedades; invertir en la producción de hortalizas o granjas integrales con el fin de comercializar en la región o cooperar para el desarrollo de su comunidad.
Texto y fotografía de Joyce Jiménez