viernes, 1 de mayo de 2009

Testimonio de Don Belisario


Empezamos como grupo, todos parejos. Le dije a mi esposa, Esperanza, que intentáramos y poco a poco veríamos resultados, dijo Belisario Méndez López.

A la luz de la luna, afuera de su casa, Méndez López, más conocido como don Beli, estaba sentado y platicaba su experiencia con la Fundación León XIII, IAP.

“Recordamos a los compañeros de Seguridad Alimentaria de la Fundación desde que nos dieron el taller de elaboración de pan, en el 2007, nos dejó una buena impresión. Esperanza y las demás mujeres aún se reúnen para hacer pan al menos una vez a la semana. Eso me da mucho gusto, porque hacen pan dulce y de sal, es para autoconsumo y en ocasiones venden un poquito.”

Don Beli, durante toda su vida ha vivido en Cruz del Rosario, municipio de Las Margaritas, Chiapas. A sus 65 años, él cree que puede salir adelante mientras no deje de trabajar.

Don Beli confesó que cuando los colaboradores de Seguridad Alimentaria (SA), le enseñaron el proyecto de Mejora de la salud de campesinos y campesinas indígenas de Chiapas, estaba inseguro, y no creía mucho, pero aceptó porque los beneficios serían directamente para él y su familia, sólo bastaba trabajar y tomar en cuenta las recomendaciones de los colaboradores del Centro de Desarrollo Comunitario San José.

“Alfonso, Marcelino y Jacinto trajeron los materiales para hacer las estufas justas, trabajamos en el patio hasta el anochecer. Varios compañeros no dejaron que sus esposas aceptaran el cambio de fogones a estufas justas, porque no querían pagar una cuota de recuperación. Yo pensé en Esperanza, y cómo le afecta el humo, por eso acepté; por cuidar a mí esposa, la madre de mis hijos.

Los hombres no probamos el trabajo de casa, desde muy temprano vamos al trabajo de campo. Las mujeres trabajan a partir de las cuatro de la mañana y se van a descansar hasta las ocho de la noche, ellas también se cansan y se enferman, y a veces no vemos su trabajo ni su salud.”

Las estufas justas reducen el consumo entre 50 y 75 por ciento de leña, disminuyen las enfermedades respiratorias producidas por el humo, además reducen la exposición al humo de la cocina; estas acciones son fundamentales para conservar el entorno de las personas y su dignidad.

“Las estufa justa que está en la cocina de Esperanza, la terminamos mi hijo y yo, porque el día que llegaron los muchachos de Seguridad Alimentaria, no les alcanzó el tiempo. Mi hijo midió el tubo, luego se trepó en un escalera, y al final le pusimos el cemento para tapar las orillas. Cuando regresaron los muchachos la estufa ya funcionaba.”.

Alfonso Liévano Narváez, Marcelino Pérez Bolom y Jacinto Ruíz Méndez fueron los primeros en conocer al grupo de la comunidad de Cruz del Rosario, y enseñarles los beneficios de las estufas justas. Posteriormente, Elisabet Sintes impartió un taller de elaboración de compostas orgánicas para que la población aproveche los desechos orgánicos diarios.

Los colaboradores de la Fundación León XIII IAP., apoyan al desarrollo integral de las personas que están en situaciones de pobreza, marginación o emergencia, a través del acompañamiento solidario y subsidiario en procesos incluyentes y sustentables.

Don Beli es uno de los integrantes del grupo que sigue paso a paso las recomendaciones de SA, asegura que si no prueba las recomendaciones combinadas con su experiencia, no verá resultados. Además, dijo que tiene confianza en que sin salir de su comunidad podrá mantener a su familia. “Todo lo que hemos hecho hasta hoy, tal vez es poco, pero en un futuro sabremos que fue lo mejor.”

La Fundación León XIII, es una institución de asistencia privada fundada en 1996 que, desde el Centro de Desarrollo Comunitario San José, ubicado en San Cristóbal de Las Casas, desarrolla programas orientados a mejorar la calidad de vida de distintas comunidades del sureste de México.

Texto y fotografías de Joyce Ivett Jiménez Cabrera

No hay comentarios: