miércoles, 16 de marzo de 2011

Horizonte de esperanza


Ojos soñadores, sonrisas resplandecientes, semblantes nostálgicos. Así son los rostros de los niños que viven en zonas de mayor marginación en Chiapas y que tienen un futuro escolar incierto.

El acceso a la educación para niños que viven en zonas rurales es uno de los grandes desafíos del país. En Chiapas, el panorama es más sombrío, porque de cada mil niños de entre 6 y 11 años, 930 asisten a la escuela, pero sólo uno de esos mil niños terminará la primaria, según los primeros datos del Censo General de Población y Vivienda del 2010.

“Dejaré de ser analfabeta y tendré otra forma de vida sí voy a la escuela”, nos dijo Ana María Santis Gómez, originaria de Yibeljoj, municipio de Chenalhó. La familia de Ana desea que sus ocho hijos acudan a la escuela, sin embargo el ingreso familiar es de sólo mil 200 pesos mensuales.

La hermana mayor de Ana dejó de ir a la escuela pues debía caminar 15 kilómetros diarios para poder asistir. Al caminar a la escuela, la familia ahorra 200 pesos en transporte: “somos seis hermanos, los que caminamos por casi cincuenta minutos para estar en la escuela, y apretamos el paso para estar puntuales”.

Dos de los hermanos de Ana María han dejado de estudiar para trabajar y aportar al ingreso familiar. El padre es campesino y la madre artesana; entre los dos, se esfuerzan para que sus hijos puedan estudiar y tengan un futuro mejor.

“Trabajo de sol a sol en la parcela y mi esposa también en la artesanía, aunque es poco lo que ganamos, poco a poco salimos adelante” nos dice Agustín Santis Santis, padre de Ana María.

La situación de la familia Santis Gómez no es única en Chiapas, y aunque se sabe poco de los esfuerzos que realizan las organizaciones de la sociedad civil, hay un claro objetivo para lograr que los niños tengan una mejor educación y mejoren su calidad de vida.

Ser pobre es una condición que dificulta el acceso a la educación, sobre todo para las mujeres. La baja escolaridad hace más difícil erradicar problemas sociales y de salud: violencia, adicciones, embarazos imprevistos de adolescentes, suicidio, maltrato infantil, migración, entre otros.

Por ello, la Fundación León XIII facilita el que niños de las comunidades en las que desarrolla sus actividades tengan útiles escolares al principio del ciclo. Se busca reducir los gastos familiares en educación y facilitar que los niños permanezcan en las escuelas. Este programa de becas de entrega útiles escolares y facilita que los niños en edad escolar ahorren mensualmente al menos 10 pesos con el fin de pagar las cuotas escolares, o bien comprar materiales de papelería.

Asimismo, los padres asisten a charlas de ahorro, comunicación con sus hijos, entre otras actividades orientadas a que los niños estudien, permanezcan en la escuela y crezcan como personas

Podemos sembrar esperanza por el cambio para los niños y personas que viven en zonas de marginación a través de la formación educativa; “la tarea de todos”; de quienes los acompañamos de forma directa, pero también de quienes desde la ciudad pueden hacer de los centros educativos lugares más humano.

La Fundación León XIII, es una institución de asistencia privada fundada en 1994 que, desde el Centro de Desarrollo Comunitario San José, ubicado en San Cristóbal de Las Casas, desarrolla programas orientados a mejorar la calidad de vida de distintas comunidades del sureste de México.

Texto y fotografía de Joyce Jiménez Cabrera

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